31 marzo 2009

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Algún día tendremos que escribir algo sobre Félix González-Torres.

Blogger me informa de que Xanaz cuenta desde el día de mi cumpleaños con su primer, así lo llaman, seguidor.

Y yo, recuerdo, tendría que estar con otras cosas en vez de malgastar la inspiración (es un decir) por aquí.


30 marzo 2009

La conjura del dolor: Elegía, de Philip Roth

"La vejez no es una batalla; la vejez es una masacre".

Elegía. Philip Roth

Animado por una vieja historia breve suya leída recientemente, me animé a retomar la monumental obra narrativa de Philip Roth. Primera paradoja: Elegía, traducción española del Everyman original, se queda con sus ciento cincuenta páginas lejos del promedio enciclopédico del escritor norteamericano. Segunda paradoja: ninguno de los personajes y alter ego habituales del autor aparece en el libro. Tercera paradoja: los avatares vitales del maltrecho (y, sí, podemos decirlo sin miedo al spoiler: difunto)anciano protagonista carecen de la ironía punzante habitual en Roth, pero también del aliento y la inspiración lírica, de la capacidad evocadora que permite justificar una vida entera gracias a un instante de plenitud revivido con dolorosa nitidez.

Construye Roth con destreza algunos episodios y personajes hermosos - la primera visita al hospital, aún niño; la pureza desarmante, casi mitológica, del hermano y la hija de nuestro protagonista; la bellísima, concisa, cruda microhistoria de Millicent Kramer; pero en ningún momento parece llevar con mano firme las riendas de la narración. Los perfiles de las personas y las cosas, los recuerdos y las sensaciones, se nos presentan borrosos, desdibujados, faltos del aliento vivificante de la inspiración. La novela sólo adquiere meticulosa, escalofriante exactitud, cuando Roth aborda la enfermedad, sus síntomas, declinaciones y tratamientos.

De hecho, da la impresión de que el escritor se aferra supersticiosamente a esta descripción minuciosa, como si al recitar concienzudamente los vocablos que acotan los dominios de la enfermedad se conjurasen sus efectos. Roth ha abordado siempre, y nunca con pudor, el dolor y la muerte, sus consecuencias trágicas pero también las más físicas y corpóreas. Jamás como ahora, sin embargo, (y pienso también en el Slowman de Coetzee, primo lejano de este Everyman) su literatura se había asemejado de este modo a una rendición ante el terror del fin y la banalidad de la existencia.



El amor, la muerte... dónde quedó la belleza? (Bellísimo Untitled (Perfect Lovers), de Félix González-Torres)

“Como siempre, a fin de mantener la mente ocupada en otra cosa, recordó la tienda de su padre y los nombres de las nueve marcas de relojes de pulsera y las siete de otros tipos de relojes de las que su padre era distribuidor autorizado; su padre no ganaba mucho dinero vendiendo relojes, pero los tenía en gran número porque era un artículo seguro y hacían entrar en la tienda a los transeúntes que miraban el escaparate. Lo que hacía con estos evocadores recuerdos durante cada una de las angioplastias era lo siguiente: desconectaba de las chanzas que los médicos y enfermeras intercambiaban siempre mientras llevaban a cabo los preparativos, desconectaba de la música rock que sonaba en la fría y estéril sala donde yacía sujeto a la mesa de operaciones en medio de la intimidante maquinaria destinada a mantener vivos a los pacientes cardíacos, y desde el momento en que se ponían manos a la obra, anestesiándole la ingle y punzándole la piel para la inserción del carácter arterial, se distraía recitando entre dientes las listas que de pequeño había ordenado alfabéticamente cuando ayudaba en la tienda al salir de la escuela (“Benrus, Bulova, Croton, Elgin, Hamilton, Helbros, Ovistone, Waltham, Wittnauer”), concentrándose en la forma distintiva de los numerales, en la esfera del reloj mientras entonaba el nombre de su marca, pasando del uno al doce y vuelta a empezar. Entonces comenzaba con los relojes de mesa y pared (“General Electric, Ingersoll, McClintock, New Have, Seth Tomas, Telechron, Westclox”), y recordaba el tictac de los relojes de cuerda y el zumbido de los eléctricos hasta que por fin oía anunciar al cirujano que la operación había terminado y que todo había ido bien. El ayudante del cirujano, tras aplicar presión a la herida, puso una bolsa de arena en la ingle para impedir la hemorragia y, con ese peso ahí, el paciente tuvo que yacer inmóvil en la cama del hospital durante las seis horas siguientes.”

29 marzo 2009

Corolario #37

Anexo del Informe Nacional sobre Medición y Mejora de la Calidad de Vida (inédito).

(...)

37 – La calidad de vida de un territorio dado será directamente proporcional al diámetro medio de los granos de sal hallados en los paquetes de este producto a la venta en los establecimientos de dicho territorio.

26 marzo 2009

El desgarro o la esperanza: Sierra de Teruel (I)

Hace exactamente diecisiete días que proyectaron en el CGAI Sierra de Teruel, y como en este blog vivimos consagrados a la más efervescente actualidad cogemos la ocasión al vuelo para escribir cuatro líneas sobre una de las películas más extraordinarias de la historia del cine. La película, conocida también como L'Espoir, es además extraordinaria por múltiples y variadas razones. Pero empecemos por el principio:

Sierra de Teruel es un film de encargo, una adaptación de la novela del escritor e intelectual André Malraux, que llegaría a ser Ministro de Cultura francés en la posguerra. El propio Malraux se encargó de producir y dirigir la que acabaría siendo su única película, un film de ficción financiado por el Gobierno republicano español y rodado en plena guerra civil. El rodaje tuvo que paralizarse de hecho al entrar las tropas franquistas en Barcelona, cuando se habían completado apenas dos tercios del film. El equipo huyo a Francia, donde se completó a mala pena la película con un rodaje de dos días en un estudio y materiales de archivo.

La película tardó aún seis años en estrenarse; lo hizo, casi a escondidas, en una versión diversa a la montada por Malraux, con un título (Espoir) distinto del previsto y sin apenas repercusión, en el París liberado de 1945. Esta versión sobrevivió de milagro, en una caja por fortuna mal rotulada, a la destrucción nazi; mientras, Malraux enviaba una copia de su propio montaje a América, poco antes de la invasión de Francia. No fue hasta finales de los años sesenta, cuando la película se reestrenó en los circuitos de arte y ensayo, que aquel que hubiese debido ser treinta años antes un desgarrador grito de denuncia y auxilio ante el horror de la barbarie fascista alcanzó cierta resonancia internacional.

Más allá de la fascinación que produce su accidentada vida, más allá de su importancia histórica, el visionado de Sierra de Teruel es aún hoy y por encima de todo una experiencia estética devastadora. Genial película de aficionados, en palabras de André Bazin, la fuerza desgarradora de las imágenes del film, su belleza brutal e inesperada, su ruda y áspera concisión, desbordan las dramáticas circunstancias históricas que generaron la obra.



El dolor esbozado (Boceto para el Guernica, Picasso).


La película, editada recientemente en Dvd, debiera poder descargarse aquí.

El desgarro o la esperanza: Sierra de Teruel (y II)

Uno de los participantes en el congreso académico en el que vi por primera vez proyectada la película, un imbécil cuyo nombre he preferido olvidar, se descolgó durante su ponencia con una afirmación genial. La principal característica de muchas de las obras producidas durante la guerra civil española - películas documentales, de montaje, propaganda bélica; rodadas con enorme escasez de medios la mayoría, extraordinarias muchas de ellas – sería según el ínclito ponente su transparencia, la ausencia de carga estética derivada de la pobreza de medios. En ese sentido, Sierra de Teruel, debería resultar paradigmática: tal y como señala Santos Zunzunegui, pocas obras llevan hasta tal punto inscritas en su cuerpo las marcas de sus condiciones de producción.

Naturalmente, la realidad es exactamente la contraria: las dificultades productivas, la pobreza de medios, acabó por permitir y motivar una auténtica revolución estética y lingüística. Con su desprecio hacia (o con su incapacidad para respetar) las normas y los estándares del cine de su tiempo, Sierra de Teruel desgarraba también todas sus convenciones. Reinventaba el lenguaje y la mirada, y sólo de este modo conseguía proponer un mundo reinventado y denunciar las miserias del existente y del lenguaje a través del cual se lo representaba.

De Pierre Bourdieu, a quien he leído poco y mal, recuerdo unas páginas en las que argumentaba que los cambios revolucionarios en los discursos se producen no tanto a nivel de contenidos sino en relación con el propio lenguaje que los articula. En este sentido Sierra de Teruel es un film revolucionario.

Cada plano que Malraux no pudo rodar acabó por convertirse en una elipsis impactante, en un hachazo a la mirada adormecida. Cada imperfección técnica, cada plano poco académico, cada titubeo de principiante derivó en una puerta inesperada a lo real. Con furor visionario, su imaginario se proyecta por igual hacia el pasado – la épica, el esplendor clásico de la famosa secuencia final, en la que el crítico americano James Agee creía entrever a Homero – y hacia el futuro – la importancia de la acción, del objeto, la violencia. Prefigurando literalmente el neorrealismo, las nuevas olas, el lenguaje audiovisual de los últimos sesenta años, Sierra de Teruel trae al mismo tiempo hasta nosotros la memoria, rugosa, apasionada, imperfectamente reencarnada en sus imágenes, de la barbarie del pasado.



Prodigiosa imperfección (Natività, Piero ella Francesca).


La película, editada recientemente en Dvd, debiera poder descargarse aquí.

24 marzo 2009

Días extraños

El mundo se me va empequeñeciendo. Un malentendido, la nula voluntad del que escribe de desembolsar 95,95 machacantes y, voilà, proscrito en otro nuevo país. A este ritmo acabaré refugiado en las Antillas.

Por lo demás, Porto es una ciudad cuyos habitantes conducen hasta la playa los domingos por la mañana para leer el periódico en el coche mientras escuchan el mar que rompe en la orilla. No creo que, para bien o para mal, sea preciso añadir nada más.



La playa de Matosinhos, desde la Casa do Cha de Boa Nova, de Álvaro Siza.

19 marzo 2009

La mariposa

"... una obra de arte debe ser tratada como una obra de la naturaleza, y una obra de la naturaleza como una obra de arte".
J. W. Goehte. Campaña de Francia.

















"He estado intentando expresar conceptos en las alas de las mariposas que tengan que ver con nuestra percepción de las formas. (…) No tengo intención de mejorar en modo alguno el diseño de la Naturaleza. Tampoco intento convertir algo hermoso en aún más hermoso. Simplemente pretendo explorar las posibilidades y los límites del sistema biológico, creando (allá donde sea posible) formas diferentes que no son el resultado de un proceso evolutivo. Mi intención ha sido también la de crear mariposas únicas. (…) Cada mariposa modificada es diferente de las demás. Las formas nuevas nunca habían sido vistas con anterioridad en la Naturaleza, y rápidamente desaparecen de la Naturaleza para no ser vistas de nuevo jamás. Esta forma de arte tiene un arco de vida, el arco de vida de una mariposa. Es una forma de arte que literalmente vive y muere. Es simultáneamente arte y vida. Arte y Biología."
Marta de Menezes. Nature?



(A mi tío, coleccionista de mariposas, quien temo no apreciará particularmente esta propuesta artística, en el día de su santo)

18 marzo 2009

Raro

"...ese deseo de vivir que en nosotros renace cada vez que recobramos la conciencia de la dicha y la belleza."
Marcel Proust. A la sombra de las muchachas en flor.


Ya ves.

Me gusta correr cuando llueve y el viento te zarandea de un lado a otro. Resoplar por el esfuerzo y sentir que sale disparada la gota de lluvia que pendía de la nariz. Regodearme en la épica del trote borriquero por la ciudad en un día de perros.

Me gusta leer en las bibliotecas durante los días espléndidos de (pre)primavera. Acurrucarme en la fresca penumbra (hay focos en el techo y la sala está totalmente iluminada, pero la claridad del exterior es de un tipo radicalmente diverso, de una intensidad incomparable; y, es sabido, la percepción es relativa) y aislarme en un mundo puramente teórico, conceptual, controlable. Observar de soslayo el verdor de la hierba a través de las ventanas entreabiertas y volver de nuevo la mirada al libro. Salir sólo cuando cae la tarde, cuando las sombras se alargan hasta el hastío y el mundo se mueve despacio.

17 marzo 2009

Verdad y mentira

Una noche, hará al menos un par de semanas, salí de casa tarde. Después de caminar durante una hora por las calles de Santiago acabé, como siempre, en la zona vieja. Estuve un rato apoyado en un muro en lo alto de las escaleras de la Quintana. Intenté sin éxito emplear el espacio desierto de la plaza a mis pies para disponer y ordenar imaginariamente mis angustias.

Acabé, a la una de la mañana, solo, sentado en otro muro, balanceando los pies. Habiendo renunciado a establecer un orden, un criterio, prioridades o planes de futuro, me limité a pasar revista a mi vida utilizando solamente dos categorías: verdad y mentira. A última hora, antes de regresar a casa, le tocó el turno también a este blog: tras unos minutos de deliberación, los pulgares señalaron hacia arriba.

Desde entonces han pasado algunas cosas. No escribí nada aquella noche, ni durante las semanas siguientes,aunque pensé a menudo en retomar el blog para comentar este o aquel asunto, por el simple placer de escribir o como terapia confesional. Por qué entonces ahora, un martes cualquiera de madrugada, con esfuerzo, sin demasiada inspiración?

01 marzo 2009

Dignità

Grazie, Beppino.




Beppino Englaro é un home actualmente investigado por homicidio voluntario pola Fiscalía de Udine. Beppino Englaro é para unha grande parte de Italia un referente ético, o último heroe cívico no país da hipocresía e a dobre moral.

Beppino Englaro batallou xudicialmente durante dezasete anos para cumprir coa vontade da súa filla, en coma dende os vinte anos tras un accidente. Beppino negouse durante todo este tempo a solucionar o asunto “dunha forma discreta”; trasladando á súa filla a algún dos paraísos da eutanasia que existen en Europa.

Beppino negouse tamén a difundir fotografías que documentasen as indecentes condicións nas que se atopaba a súa filla e a usalas coma medida de presión para a opinión pública. O único que necesitou para gañar a súa batalla pola capacidade de decidir e contra as inxerencias do Goberno e a Igrexa foron unha coherencia implacable, a fe nun sistema xudicial no que ninguén cría xa, e dezasete longos anos.