06 febrero 2009

Tiempos pasados

Nuestros lectores más observadores habrán observado que, a la chita callando, hemos subido a Xanaz algunos de los posts de su difunto blog hermano. No todos, claro, sino aquellos que escapaban un poco de la pretendida inmediatez del proyecto. Párrafos que no valen gran cosa, pero que quizás tampoco merecían languidecer en ese limbo. Está bien, creo, tenerlos aquí, a modo de testimonio de un pasado paralelo.

De tiempos pasados espero escribir, por fin, este fin de semana. Había casi abandonado la idea de publicar uno o dos posts sobre los cambios en la estructura narrativa de Lost, sobre sus repercusiones sobre el significado y la trascendencia cultural de la serie: había olvidado lo que quería escribir y, sobre todo, no recordaba porque una vez había creído importante (importante... cielos, es un blog, esto!) o interesante escribir sobre ello.

Sin embargo, mi ración semanal de la serie, anodina rutina desde hace ya tiempo, recobró por una vez una vitalidad olvidada. Un retorno de la densidad, de la pregnancia del pasado: un abandono, momentáneo seguramente, de las formas desquiciadas de las dos últimas temporadas, de esa temporalidad simultánea, modificable y en el fondo irrelevante, en favor de un presente fugaz pero corposo, en el que resuenan poderosos, trágicos, los ecos del pasado. Difusamente a lo largo del episodio, de manera tangible durante una secuencia, Lost dejó de insistir literal y cansinamente en la idea del tiempo para hacernos sentir su huella devastadora.

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