14 octubre 2008

Dictaminando que es gerundio

Definitivamente, el fútbol se consolida como observatorio privilegiado del fenómeno globalizador. En concreto, nos fascina observar como, entre los agentes no estatales que asumen un protagonismo cada vez mayor en el concierto internacional, casi ninguno (no desde luego Greenpeace, ni Amnistía Internacional, ni siquiera la ONU) sobrevuela la soberanía estatal con tanta alegría y desenvoltura como los organismo futbolísticos.

La Uefa, una asociación privada interestatal de tercer grado (una asociación de federaciones de asociaciones), acaba de imponer una sanción de a uno de sus miebros: el Atleti tendrá que jugar tres partidos de Champions fuera de casa por unos incidentes en su duelo con el Olympique. Todo normal, hasta que aprehendemos los motivos de la sanción. Leemos, entre estupefactos y divertidos, que según el director de comunicación de la UEFA, un tal William Gaillard, la Comisión de Disciplina de este organismo "ha dictaminado" que los incidentes ocurridos durante el partido "fueron provocados por la Policía Española sin ninguna razón". Delicioso.


Tiempo ha (no tanto) la FIFA condenó la injerencia política en las elecciones a la RFEF (una asociación privada pero con atribuciones de monopolio público y financiación estatal) que felizmente preside, desde hace veinte años, el ínclito Ángel María Villar. Muy elegantemente, el organismo (privado, obviamente) denunciaba que una orden ministerial interfería en los asuntos del fútbol, en concreto con el Código Electoral del propio organismo. La decisión del Estado entonces fue la plegarse a las exigencias de la FIFA, de modo que no se sorprendan si mañana leen en los periódicos que cuarenta policías nacionales (Dios sabe que no somos sospechos de simpatía hacia según que instituciones) han sido enviados a Suiza en grilletes para ser azotados, siguiendo los dictámenes de la benemérita asociación.

Por cierto, Jean-Marc Bosman, el modesto futbolista que consiguió en 1995 algo tan aparentemente autoevidente como que la legislación laboral comunitaria se aplicase en el fútbol profesional, ganó el caso que le hizo famoso, pero no consiguió volver a jugar un partido en su vida.

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