24 abril 2007

La vida de los otros (I)

Después de una temporada sin pasar por el cine, limitándome a vídeos y dvd’s relacionados con la tesis, retomo el contacto con el ritual de la sala oscura con una desafortunada elección. Juro que entré a ver La vida de los otros (casi) completamente libre de prejuicios. Por desgracia la película resultó ser burda, torpe, previsible, mal estructurada, carente de matices e intensidad, rutinaria administración.

No es obscenamente mala, para entendernos, simplemente telegráfica y reiterativa. Que un producto destinado aparentemente a un público adulto – por temática, estilo narrativo, duración- deba recalcar en manera indescriptiblemente irritante cada movimiento de la trama nos da una imagen nítida de la idea de público que manejan las cinematografías europeas. Que el público real coincida o no con esta imagen es otro cantar.


El único aspecto mínimamente significativo es el tratamiento de los subtextos culturales al interno del film –libros, obras teatrales, piezas musicales. Los únicos momentos en los que se establece una relación entre dos personajes de un cierto espesor emocional sin caer en el psicologismo de cuarto de primaria con agravante de reiteración –Fulanito está dolido con Menganita pero ella parece no darse cuenta, te repito, Fulanito está dolido…- la relación está mediada por un objeto artístico. Claramente involuntario, este aspecto es significativo sólo en cuanto síntoma de procesos culturales más amplios y no como elemento de juicio estético.


1 comentario:

tempestaire dijo...

Afronto la triste experiencia del auto-comentario para disculparme por los problemas de irregularidad de cuerpo y fuente de los textos.