26 abril 2007

'Ndrangheta

Magnífico y escalofriante reportaje en Repubblica sobre la criminalidad organizada en el sur de Italia, parte de una serie de investigaciones bajo el título “Quién gobierna realmente las ciudades”. Extraigo simplemente algunos datos sobre la actividad de la ‘ndrangheta, la asociación mafiosa que controla el crimen en el suroeste de la península; las cifras no transmiten todo el horror de la situación en uno de los cinco países principales de la UE.


- Treinta de los cincuenta consejeros regionales (equivalente a los altos cargo autonómicos españoles) están siendo investigados judicialmente en la actualidad.

- La proporción entre número de habitantes/asociados mafiosos alcanza en Reggio Calabria el 50 por ciento, frente al 10 por ciento siciliano y al 12 por ciento napolitano.

- El volumen de negocios de la ‘ndrangheta equivale al 3’5 por ciento de todo el PIB del estado italiano. Se calcula que la asociación mafiosa calabresa es el principal inversor italiano en la bolsa europea.


Traduzco parte del reportaje:


En Reggio reina una calma al confín con la desesperación. En la ciudad no se dispara un arma desde el asesinato del juez Antonio Scopelliti en el 1991, acto final de una guerra entre mafias con seiscientos muertos y emboscadas en pleno centro con bazookas y kalashnikovs. En el 2006 no ha habido ni siquiera una denuncia de extorsión y el teléfono anti-usura permanece siempre en silencio. La paz mafiosa envuelve, da tranquilidad, se gana el consenso. “La ‘ndrangheta es la mafia perfecta” admiten los magistrados en el palacio de justicia. “Mantiene el orden, no provoca muertos y ha eliminado el concepto de víctima. ¿En nombre de quién podemos actuar nosotros?”.


Es cierto, ¿quiénes son las víctimas? ¿Los drogadictos? Pero de coca no se muere como de heroína. En las afueras se encuentra droga de óptima cualidad a diez euros, lo que cuesta una pizza y una cerveza: los consumidores son clientes satisfechos. ¿Las víctimas de la usura? “Piense que los intereses son inferiores a los de los bancos” me informa un policía. ¿Quizás los comerciantes estrangulados por la extorsión? Todos pagan, ninguno lo reconoce.


Ya de noche, en un local desierto, un restaurador me explica: “Sí, pago el impuesto mafioso. Pago también los impuestos, ¿y qué recibo a cambio? El Estado no garantiza mi seguridad. Las comunicaciones dan asco. Si mi hijo enferma cojo el avión y me voy a Bologna, porque en el hospital de aquí tengo que llevarme sábanas y medicinas. Tengo que pagar el impuesto mafioso, es verdad, pero en mi local no entra un mendigo, Hacienda no controla y si me roban el coche me lo devuelven al día siguiente. En fondo no es ni siquiera caro. La alternativa es acabar como Masciari.”


Pino Masciari, empresario de la construcción, denunció hace años la extorsión y provocó el arresto de decenas de mafiosos. Han volado por los aires la sede de su empresa. Del resto se ocuparon los bancos, rechazando sus peticiones de crédito: “cliente a riesgo”. Quebró por veinte mil euros mientras se hallaba empeñado en proyectos por valor de tres millones. Vive en el Norte de Italia, sin dinero y sin escolta, retirados ambos por el gobierno Berlusconi. La primavera pasada volvió, solo, para votar durante las elecciones. A los cronistas empalidecidos dijo: “No me pueden hacer nada, me han matado ya”.


Podéis leer el reportaje en italiano aquí.

24 abril 2007

La vida de los otros (I)

Después de una temporada sin pasar por el cine, limitándome a vídeos y dvd’s relacionados con la tesis, retomo el contacto con el ritual de la sala oscura con una desafortunada elección. Juro que entré a ver La vida de los otros (casi) completamente libre de prejuicios. Por desgracia la película resultó ser burda, torpe, previsible, mal estructurada, carente de matices e intensidad, rutinaria administración.

No es obscenamente mala, para entendernos, simplemente telegráfica y reiterativa. Que un producto destinado aparentemente a un público adulto – por temática, estilo narrativo, duración- deba recalcar en manera indescriptiblemente irritante cada movimiento de la trama nos da una imagen nítida de la idea de público que manejan las cinematografías europeas. Que el público real coincida o no con esta imagen es otro cantar.


El único aspecto mínimamente significativo es el tratamiento de los subtextos culturales al interno del film –libros, obras teatrales, piezas musicales. Los únicos momentos en los que se establece una relación entre dos personajes de un cierto espesor emocional sin caer en el psicologismo de cuarto de primaria con agravante de reiteración –Fulanito está dolido con Menganita pero ella parece no darse cuenta, te repito, Fulanito está dolido…- la relación está mediada por un objeto artístico. Claramente involuntario, este aspecto es significativo sólo en cuanto síntoma de procesos culturales más amplios y no como elemento de juicio estético.


La vida de los otros (y II)

A bote pronto me vienen a la memoria, por asociación, dos películas mucho más ricas y complejas que La vida de los otros. Por proximidad temática pienso en La conversación, intensa y sentida inmersión en el tema del espionaje llevado a sus extremas y paranoicas consecuencias, en la que, podríamos decir con palabras de Jameson, [cita pedante on] la angustia es aún entendida como una emoción intelectual que deriva de una condición desasosegante del real, no como simple pirotecnia emocional carente de referente [cita pedante off].


Pienso por otra parte en Munich, que recuerda vagamente a La vida de los otros en el tratamiento narrativo y fotográfico. Irregular y efectista como casi todo lo hecho por Spielberg desde A.I., él al menos se permite en cada obra un par de desvíos aberrantes de su omnipresente universo familiar, que no comprometen la comercialidad del conjunto pero lo enriquecen enturbiando su aparente solidez.


En Munich hay dos momentos grotescos y extraordinarios, sintomáticos de la extremadamente puritana moral de Spielberg: la ejecución de la agente enemiga que ha seducido y asesinado un compañero del grupo y que trata desesperadamente de vender su cuerpo por última vez para salvar su vida; la violenta escena final de sexo entre el protagonista y su mujer, y la analogía perversa y capciosa -pero es en la perversión y la brutalidad del simbolismo que radica su interés- que propone entre los binomios sexo/violencia (como condición indispensable para la fundación de) familia/nación.

21 abril 2007

Wong Kar Wai goes to America

El jueves se anunció que la nueva obra de Wong Kar Wai, My Blueberry Nights, abrirá el próximo festival de Cannes. El interés de la rueda de prensa, más allá del descubir lo hortera que es el cártel promocional, consistió en saber que el film está terminado y que seguramente, aprovechando el tirón del festival, se estrenará pronto en Europa.

Hace unos meses leí en La Reppublicca un interesante artículo sobre el rodaje, publicado conjuntamente con el New York Times. Traduzco parcialmente:

La exaltación del instante fugaz es la especialidad de Wong Kar Wai. Su tema predilecto es, en un modo sólo comparable a Alain Resnais, el tiempo, o, más exactamente, el tiempo perdido. Las obras sinfónicas de Wong, infestadas del murmullo de la voz en off y de una melancolía casi lujuriosa, parecen vivir en el reino de la memoria. Los lugares y la gente se transfoman en objeto de añoranza desde el momento mismo en que son filmados.

El director describe My Blueberry Nights, una road movie con Norah Jones, Jude Law y Natalie Portman, rodada en New York, Memphis y Las Vegas, como un nuevo inicio. Su última película, 2046, se acercaba a la ciencia ficción, pero demostraba al mismo tiempo la fuerza de atracción del pasado. 2046, un caleidoscópico salto al vacío, citaba en manera tan vasta las anteriores obras del Wong que parecía una autoretrospectiva a mitad de carrera.

“En cinco años pueden rodarse cinco películas, yo los he empleado para terminar una”, decía en un hotel de Manhattan, durante una pausa del rodaje, refiriéndose a 2046. “My Blueberry Nights es un intento de acelerar el ritmo”.

El resto del artículo en inglés y en italiano.

20 abril 2007

Messi

Después de haber visto cuatro millones de veces el gol de Messi, concluimos:

  • Que las comparaciones con el gol de Maradona son odiosas y que resulta inútil comparar jugadores de épocas y contextos diversos tratando de establecer quién es mejor – cuando además resulta obvio que el más grande ha sido, es y será cierto mago danés.

  • Que Maradona tuvo como valor añadido la exuberante e inigualable narración de Víctor Hugo Morales. Barrilete cósmico hay sólo uno, aunque el locutor árabe se pone estupendo por momentos durante el gol de Messi.

  • Que, en cualquier caso, ambos goles han sido claramente sobrevalorados. Ya le dijo Héctor Enrique al Pelusa al final del partido: [acento argentino on] no jodàs, Diego, con el pase te dì la mitad del gol ya hecho [acento argentino off]. Ya salam Héctor, ya salam Xavi!

17 abril 2007

Muerte

Mi familia afronta en manera extraña el inevitable contacto con la muerte. Mientras intento sacar de la sartén un pisto con huevos fritos me llama mi madre para decirme que mi abuela ha muerto hace una semana.

En estos días ha conseguido habituarse por completo a usar el pasado cuando habla de ella. Mientras ceno me cuenta que murió en Viernes Santo, con discreción insólita. Tras veinticinco años de histeria, crisis aparatosas y problemas crónicos aparentemente insuperables, falleció en un par de horas por una infección en una pierna.


_____________________
La mia famiglia affronta in modo strano l’inevitabile contatto con la morte. Mentre sto intento a cucinare delle uova con verdure telefona mia madre per dirmi che la nonna è morta una settimana fa.

Premoniciones

La primera noche que pasé en casa estas navidades mi abuela estaba allí. A un cierto punto empezó a sentirse mal. Decía que tenía calor, así que mi padre y yo nos pusimos a darle aire con dos abanicos de tela. Seguimos haciéndolo cuando llegaron los enfermeros y mientras la introducían en la ambulancia, en plena calle, una madrugada gélida de finales de diciembre. Sonreíamos: la situación era cómica, y conociéndola parecía imposible que se nos fuera a morir así.

Al poco rato, esperando noticias en la puerta de urgencias, la vimos pasar tumbada en una camilla. La habían conectado a una bombona de oxígeno, se encontraba mejor, y mientras la llevaban hacia el box iba lanzando besos con la mano.

Más tarde se durmió, con la cabeza ligeramente echada hacia atrás. No hacía ruido al respirar y no se movía en absoluto. Cubierta por el camisón de reglamento, en la penumbra levemente azulada del dormitorio del hospital, su rostro tenía la compostura y la consistencia cerosa que hemos aprendido a asociar con la muerte. El hecho de que pareciese muerta en modo tan perfecto cuando simplemente dormía le confería extrañamente un halo de perpetua inmunidad.

Quizás sea poco elegante airear los muertos de familia, pero he utilizado durante años el personaje para contar historias, absurdas o tragicómicas, con las que disipar un momento de tensión o tratar de romper la rutina de una tarde de verano; historias casi siempre ciertas, a veces inventadas. Me siento como el comediante que, obligado a notificar el definitivo abandono de la escena de un personaje que nunca ha amado, se descubre al tiempo culpablemente aliviado e inesperadamente huérfano.

14 abril 2007

Segunda parte

Au revoir Lyrosophie. Bienvenidos a Xanaz.